5 DE NOVIEMBRE DE 1975: OFICIALIZACIÓN DEL FALLECIMIENTO DEL “GRINGO” AGUSTÍN TOSCO.
Nació en Coronel
Moldes, provincia de Córdoba, Argentina. Dirigente sindical
argentino, marxista heterodoxo, miembro de la CGT de los Argentinos y
uno de los protagonistas del Cordobazo.
Su infancia la
pasó en el campo, pues sus padres eran inmigrantes oriundos del
Piamonte (Italia). En piamontés dialogaba exclusivamente la familia,
lo que significó un problema cuando el Gringo tuvo que ir a la
escuela. Se refugió en la timidez, por eso se dedicó
entusiastamente a la lectura, lo que le brindó un conocimiento nada
vulgar.
La disciplina del
Gringo le permitió -al finalizar la secundaria (cursada en la
escuela Presidente Roca, entonces llamada Escuela del Trabajo)-
superar su retraimiento y su manejo del idioma, por lo que -en su
carácter de presidente del centro de alumnos- fue quien habló en el
cierre de promoción. Aprovechó para realizar una dura crítica al
sistema escolar, negándose a recibir su diploma de las manos del
director, entre las ovaciones de sus compañeros. Así es como acuña
una de sus frases más célebres: “las victorias más importantes y
valiosas son las que se obtienen sobre las propias debilidades”.
Se inscribió en
la Universidad Tecnológica, en la especialidad de electrotécnico.
También trabajaba en la empresa provincial EPEC. Sin embargo el
servicio militar obligatorio retrasó sus estudios. Al terminarlos,
Tosco decidió abandonarlos para dedicarse de lleno a su actividad
sindical.
En su juventud
una de las lecturas más disfrutadas fue la de José Ingenieros “que,
aunque positivista, enseñaba cosas”, dedicándose luego a la
lectura de análisis sobre la situación de la clase obrera y ensayos
de autores marxistas.
En 1949 se
incorporó a la empresa de energía provincial EPEC como ayudante
electricista en el taller electromecánico, sección baterías,
iniciando también entonces su actuación en el gremio de Luz y
Fuerza.
Su capacidad
oratoria y su militancia disciplinada le permiten ser elegido
subdelegado a los 19 años y delegado a los 20. Ya Perón era
gobierno, habiéndole ganando las elecciones a la Unión Democrática;
Tosco había manifestado su simpatía “al movimiento que levantaba
un eslogan contra Braden”; aunque en discursos posteriores se
definió explícitamente como marxista, con una concepción muy clara
de la lucha de clases, más allá de los rótulos políticos. No sé
por qué se desdibuja esta cuestión, se puede tener un modo de
análisis de la realidad marxista y perfectamente ser peronista, en
cuanto que mayoritariamente era un movimiento integrado por los
trabajadores argentinos.
En 1952 es electo
secretario del cuerpo de delegados de Luz y Fuerza de Córdoba, en
1953 gana las elecciones para la conducción del gremio en la
provincia y en 1954 es elegido secretario gremial del secretariado
nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza
(Fatlyf). Siendo relevado de su cargo por el golpe militar del ´55.
Terminada la intervención militar del gremio, Tosco integra el
Congreso Normalizador del mismo y es elegido nuevamente como
secretario general en Córdoba y miembro del Fatlyf, renunciando dos
años después a ésta por desacuerdos con la burocracia sindical.
En 1972, estando
aún preso en la cárcel de Rawson durante el gobierno militar es
nuevamente elegido dirigente del gremio y secretario adjunto de la
delegación regional. Al salir de prisión, regresa a Córdoba, en
donde manifiesta que se aliaría sólo con los peronistas surgidos de
la base, pero no con la derecha sindical.
En 1973, en
vísperas de la tercera elección de Perón el PRT le ofrece llevarlo
en una candidatura a presidente de la Nación para disputarle a aquél
el ascendiente sobre las masas. Tosco declina el ofrecimiento, por
una supuesta división de la izquierda, debido a los distintos
programas del PRT y el PC, partidos con los que tenía relaciones.
En 1974, debió
pasar a la clandestinidad al ser intervenido el sindicato de Luz y
Fuerza. Poco después sufre una enfermedad, pero es imposible que lo
internen en los hospitales, porque sería secuestrado cuando se
conociera en dónde se encontraba. Gracias a la ayuda de los
compañeros de Luz y Fuerza y otros que simpatizan con su lucha, fue
ocultado durante más de un año, primero en las sierras de Córdoba
y hasta fue disfrazado de mujer para poder viajar a La Plata.
El Gringo se
definía como marxista independiente. Tosco participó incluso de los
discursos de apertura de las reuniones del FAS (Frente
Antiimperialista por el Socialismo). En su juventud perteneció al
PST (Partido Socialista de los Trabajadores), pero se desilusionó y
se alejó del mismo, es así que a pesar de ser tentado desde todas
las organizaciones de izquierda para sumarse a ellas, nunca más
participó de manera orgánica en ninguna. Los fundamentos clasistas
de Tosco llevaban a criticar los principios que entonces postulaban
los principales referentes del peronismo, consistentes en una alianza
de clases con el objetivo de desarrollar la burguesía nacional. La
alianza con la burguesía nacional estaba también en línea con la
concepción etapista promovida por la Internacional Comunista y
sostenida en Argentina por el PC.
Para Tosco un
país dependiente no podía desarrollar sin tope su burguesía
nacional, puesto que en un contexto imperialista las grandes
multinacionales y los monopolios marcaban el ritmo de la economía
mundial, imposibilitando a los países dependientes un desarrollo
capitalista autónomo y veía el desarrollo de una burguesía
nacional como un simple “cambio de monopolios” que no lograría
una mejora sustancial del estado de la clase trabajadora en el país.
Las críticas de
Tosco a la postura de Frente Popular se encuentran en sintonía con
la crítica que hiciera el peruano Mariátegui a los principios del
APRA en los ´30.
El carácter de
dirigente de masas de Tosco lo llevó a apoyar tácitamente la vía
de la lucha armada: “Mi opinión sobre la violencia es la misma que
ha sido definida por la reunión del Episcopado Latinoamericano en
Medellín. Latinoamérica sufre de una violencia institucionalizada
que oprime al hombre, lo frustra e impide su realización al mínimo
nivel de la dignidad humana. Esta violencia ha engendrado su
respuesta, que en muchos casos corresponde a una legítima defensa”.
Consideraba que
nada ni nadie podía sustituir a las asambleas, ellas eran superiores
a los cuerpos directivos, y que la lucha no debía darse únicamente
por las condiciones salariales. Tosco era antiimperialista,
antipatronal y antiburócrata.
Además de la
lucha sindical particular de su sindicato participó dentro de la
lucha contra la dictadura conducida por el general Onganía. El 29 de
mayo de 1969, en la ciudad de Córdoba, se produjo una rebelión
popular en contra del onganiato que amenazaba perpetuarse.
Participaron obreros y estudiantes en su mayoría, que se enfrentaron
al aparato represivo de sectores del ejército. Tras el Cordobazo,
fue condenado a ocho años de prisión por un tribunal militar,
recuperó la libertad a los 17 meses. El Cordobazo significó la
pérdida de autoridad del gobierno de Onganía y aceleró su
recambio.
Tosco dijo: “Fue
una rebelión obrera y popular [...] surgió de la clase obrera y del
pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y
de los estudiantes y que ellos por sus convicciones salen a la calle
a luchar”.
En septiembre de
1975 enfermó de una encefalitis bacteriana. Debido a su
clandestinidad no pudo ser atendido apropiadamente, y su deterioro
físico aceleró el final. A fines de octubre fue internado en Buenos
Aires, con nombre falso. Agustín Tosco murió en la ciudad porteña
el 4 de noviembre de 1975, a los 45 años. Sus compañeros llevaron
su cuerpo sentado en el asiento del acompañante de una ambulancia
hasta la ciudad de Córdoba. Oficialmente murió en Córdoba el 5 de
noviembre.
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